
Fotografía de Rob King
Debido a los efectos del cambio climático, el kril antártico (Euphausia superba) se alejará de la costa de la península Antártica, desplazándose hacia zonas más oceánicas y más hacia el sur, cerca del polo. Esto como consecuencia de cambios en la circulación del océano, debido a que se espera aumenten los vientos del océano Austral. También debido al aumento de la temperatura del agua y a la disminución del hielo marino, que se irá formando más lentamente como consecuencia del aumento de la temperatura del aire y el agua. Lo anterior, también hará disminuir la cantidad de kril disponible. De esta forma, los animales que se alimentan de este crustáceo, en el futuro, tendrán que desplazarse distancias mucho más grandes para encontrarlo.
El kril es un pequeño crustáceo que mide hasta 6 cm, conocido como el “eslabón clave” del ecosistema antártico. Esto porque es el alimento básico de calamares y peces, de mamíferos marinos como ballenas, focas de Weddell, focas cangrejeras y lobos de un pelo; y de aves marinas, como pingüinos y albatros, entre otros.
Además de estar expuesto a los efectos del cambio climático, también sufre los impactos de la pesca. Desde mediados de la década del 70, se practica la pesca industrial de este crustáceo la que ha ido fuertemente en aumento. El kril, que puede formar cardúmenes de hasta dos toneladas, es capturado por su alto contenido de Omega 3 y antioxidantes esenciales para la salud. En los buques factoría es procesado para ser enlatado como pasta, para ser consumido como langostino o para ser usado como aceite por algunos laboratorios. También se procesa como harina para alimentar a truchas y salmones de cultivo.