Hace más de 90 años, los primeros salmones llegaron a Magallanes a pequeñas pisciculturas rudimentarias, construidas con material de desecho de la industria petrolera, como tubos plásticos, metales y estructuras de madera. En la actualidad, en la Región de Magallanes se produce un 12% de los salmones del país. 

La idea era simple: cultivarlos para después liberarlos y tener más posibilidades de una buena pesca deportiva para “atrapar una buena pieza”. La gestión la realizó el Estado chileno y los políticos de la época, quienes propiciaron la llegada de ovas o huevos de pescados, procedentes de la piscicultura de Lautaro (Región de la Araucanía). Así, en 1927 se estipuló el ingreso de salmones en la Región de Magallanes con el propósito de atraer turistas. La primera especie en llegar fue el salmón del Atlántico, seguida de la trucha marrón que se introdujo en aguas interiores.

Casi 60 años después, la salmonicultura regional comenzó a transformarse en una actividad industrial, en la actualidad cifras muestran que, en el 2017, la Región de Magallanes representó el 12% de la producción de salmones del país.