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¿Alguien podría pensar que un continente cubierto de hielo y muy frío por naturaleza, podría verse afectado por una “ola de calor”? Durante el mes de enero de 2020 los termómetros registraron 7° C en la península Antártica, lo que es completamente inusual, ya que para esta fecha la temperatura fluctúa entre 0 a 2 ó 3 grados. Sin embargo, estos no son los registros más cálidos en el continente blanco. En marzo de 2015 la temperatura del aire llegó a los 17,5° C según registros de la base argentina Esperanza, en el extremo norte de la península Antártica. Y en enero de 1982, hubo 19,8°C medidos en la base de investigación Signy del Reino Unido, ubicada en bahía Borge, según datos de la Organización Meteorológica Mundial.

Las alzas de temperatura que trae esta ola de calor también se han registrado en el mar de Bahía Fildes, que por lo general fluctúa entre los -2 a 2 grados. En 2020 se han registrado casi tres grados y al aumentar la temperatura del agua, también cambia su salinidad y acidez (Ph), lo que modifica completamente el ecosistema al que están acostumbrados a vivir los organismos marinos de ese lugar, según indicaron investigadores del Centro IDEAL. Aun así, habría algunas especies que sí podrán adaptarse a estos cambios, incluso con hasta 10° Celsius en el mar.