Existe un pequeño crustáceo que es clave para la alimentación de peces antárticos. Se trata de las pulgas de mar, quienes viven entre piedras, rocas y algas de distintas zonas costeras. Con el aumento de la temperatura y el derretimiento de los hielos, esta especie se vería expuesta a vivir en aguas con menor salinidad y en un ambiente más cálido del acostumbrado.
Las últimas investigaciones del Centro IDEAL detectaron que la combinación de baja salinidad y alta temperatura del agua afecta considerablemente a este crustáceo. Las condiciones pronosticadas para la Antártica en un futuro cercano serían de una temperatura mayor a 5 C°, junto con una reducida salinidad (por derretimiento de hielo). Este sería un panorama altamente estresante para la pulga de mar, lo que podría comprometer su supervivencia.