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En el mundo existen 86 especies de krill y los que viven en la Antártica son los más grandes de todos, alcanzando los seis centímetros de largo, viviendo hasta 5 años. El krill antártico (Euphausia superba) es el principal alimento de ballenas, focas, pingüinos y aves marinas, entre otras especies.
Una de las características del krill es que son capaces de generar su propia luz, una habilidad sofisticada conocida como “bioluminiscencia”, la cual sucede por medio de una reacción química en la que interviene el oxígeno y varios compuestos denominados luciferina, luciferasa y ATP (Adenosín trifosfato ).