En las aguas del extremo austral de Sudamérica se han identificado 11 especies de centollas, las que son parte del grupo de crustáceos que se conocen como decápodos (tienen 10 patas y un caparazón), todas ellas con un creciente interés económico. En el caso de Magallanes, en el canal Beagle se extrae del fondo la centolla Lithodes santolla, conocida como la centolla patagónica y el centollón o falsa centolla Paralomis granulosa.

La centolla patagónica no supera los 60 centímetros de diámetro, pero alcanza los 6 kilos alimentándose de invertebrados del fondo marino. Para extraer centollas, éstas deben tener un mínimo de 12 centímetros desde la base del rostro hasta el final de su caparazón. Las hembras pueden tener entre 3 hasta 5 mil huevos por año y siempre se encuentran en veda, medida para asegurar la reproducción.

Solo los machos grandes de la centolla patagónica pueden llegar a copular, ya que tienen la difícil tarea de tomar con las tenazas a las hembras e invertirlas luego de hacer una especie de zancadilla. Lo preocupante es que son estos machos grandes los que se buscan capturar por la pesca.

Lithodes santolla y la Paralomis granulosa son las que han mantenido la pesquería en el Estrecho de Magallanes y en canales como el Beagle y golfo San Jorge. En los dos primeros, la centolla es parte complementaria de este oficio.

La distribución en Chile de la centolla (Lithodes santolla) va desde Valdivia hacia el sur, al archipiélago de Tierra del Fuego y Estrecho de Magallanes. Luego vuelve a aparecer recién en el golfo San Jorge, y en aguas de Argentina por el sector norte de Chubut, provincia de Buenos Aires y Uruguay. El centro IDEAL está investigando si ésta es la misma especie o si hay una diversidad aún desconocida de centollas en los mares del sur.