De color verdoso o rojizo, a primera vista parecen manchas. Pero aquello que puede parecer un mineral o contaminación sobre la nieve, bajo la mirada del microscopio resultan ser ¡algas!
Son microalgas de nieve, organismos que poseen notables adaptaciones para fotosintetizar, crecer y reproducirse a temperaturas cercanas a los 0°C, condiciones prácticamente incompatibles con la vida. Gracias a la producción de diferentes compuestos que evitan la formación de cristales de hielo al interior de sus células, pueden vivir en ambientes gélidos que para otros organismos significaría la muerte.
Adaptadas al frío, estas algas microscópicas no solo viven en la Antártica, sino en otras regiones polares y zonas frías alrededor del mundo.

Vista microscópica de una comunidad de microalgas de nieve. Muestras colectadas en la Isla Ardley en la Antártica.
Debido a que pueden producir compuestos nutraceuticos de alto valor (como el omega 3), tienen un alto potencial de uso biotecnológico en la industria alimenticia, cosmética y farmacéutica, entre otras; aspectos que están recién siendo explorados.
Debido a que viven en ecosistemas altamente sensibles a los cambios ambientales, como el aumento de la temperatura, la luz, o las precipitaciones, las microalgas de nieve pueden ser consideradas bioindicadores para examinar el impacto del cambio climático. Investigadores del Centro IDEAL estudian esos efectos sobre estas microalgas en la península antártica.